Mujeres y trabajo decente – 2009

Sobre esta publicación

Mujeres trabajadoras: En los cien años del sindicalismo en Colombia

Cuando uno se adentra en la lucha sindical tiene dos cosas claras: el respeto por la clase obrera y el respeto por las mujeres, ojo con eso los compañeros que están en esta lucha empezando.
Libardo Mesa

En junio del 2009 se realizaron tres eventos relevantes para el sindicalismo y para las mujeres trabajadores y sindicalistas: un homenaje que la CUT-Antioquia y la ENS rindieron a las generaciones anteriores y nuevas de dirigentes sindicales, en el Museo de Antioquia, con ocasión de la celebración de los 100 años del sindicalismo en Colombia; en la que se recordó que el 31 de agosto de 1909, fue expedida la resolución que le reconoció personería jurídica a la Sociedad de Artesanos de Sonsón; la celebración de la Tercera Conferencia de Mujeres de la CUT; y la Conferencia de la OIT, dedicada al tema trabajo decente y vida digna para las mujeres.

Tres espacios que, con lógicas y dinámicas diferentes, confluyen sin proponérselo. En uno le hablan los sindicalistas a la juventud que ha de relevarlos: en este caso y por fortuna, una mujer los representa. En el segundo la OIT le habla a la comunidad de países, a los empresarios e incluso a la dirigencia sindical; y en el tercero, la conferencia de las mujeres se dirige a otras mujeres y a los varones, algo sordos, sobre su clamor de participación, equidad y paridad.

Nos preguntamos ¿qué diferencia a las generaciones de mujeres que han trasegado estos años y qué las unifica? Esos cien años han visto pasar sustanciales modificaciones en la vida y participación de las mujeres trabajadoras. Tabacaleras, cosecheras, obreras fabriles, costureras y trabajadoras en su casa, han sido reemplazadas por maquiladoras, trabajadoras a domicilio, vendedoras por catálogo y empacadoras que reciben propinas a las puertas de un hipermercado. La precariedad campea por donde se mire y las cooperativas de trabajo asociado alejan los derechos de las manos femeninas, mientras crece la informalidad y el desempleo y se profundiza la brecha de ingresos. La diferencia podría hacerla, la ampliación de la presencia femenina en cargos de dirección de la organización sindical, la conquista de derechos y libertades y una sociedad donde las mujeres sean dueñas de su cuerpo, ganen en autonomía de sus vidas y sus ingresos y tengan amplios horizontes vitales.

En la Tercera Conferencia de las Mujeres de la CUT, las sindicalistas se reconocen como cofundadoras de la Central, construyen sus propuestas y perfilan mecanismos para obtener, en las urnas, el puesto en las juntas directivas de los sindicatos, que por derecho les corresponde: en el Comité Ejecutivo de la Central y en las mesas de negociación, en medio de la articulación del debate entre clase y género, como dos partes constitutivas de una realidad.

La deliberación en la CUT sobre el tema, es liderada por Ligia Inés Alzate, única mujer en el Comité Ejecutivo de la Central, y es alentada por las palabras de la senadora Gloria Ramírez, digna representante de la participación política de las mujeres sindicalistas en la vida del país.
En la 98º Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT se reitera la necesidad de tener a las mujeres en el corazón del trabajo decente, y la construcción de un pacto mundial para el empleo, como alternativas para lograr la superación de la crisis que gravita en las entrañas del orbe. Su perspectiva anuncia “preparar ahora un futuro mejor” y “trabajar por una justicia social para una globalización equitativa”.
El pacto busca que las asuntos sobre el empleo y el mercado de trabajo, la protección social y el respeto a los derechos laborales, sean pilares en las políticas destinadas a enfrentar la crisis, sin que sean las mujeres las afectadas: las desempleadas, las desprotegidas.
Así mismo, se hace otro llamado al cumplimiento de los derechos de afiliación y asociación sindical, señalados en el Convenio 87, propugnando por mayores niveles de diálogo social, como respuesta a la larga violencia antisindical colombiana.

Finalmente, el acto conmemorativo de una dirigencia sindical sobreviviente y que representa las luchas en la construcción del sindicalismo antioqueño, sus protagonistas, con la claridad que brindan los años, nos han regalado testimonios para atesorar en el corazón y para llevar a la práctica. He aquí una muestra de ello:

“No me queda más que agradecer y valorar el acompañamiento de las mujeres: disciplinadas, claras, honestas, inmensas… tiraban el delantal y desfilaban con nosotros”.

Sindicalista del Club Campestre.

“Donde la mujer no está, las cosas no marchan, donde no están ellas, las cosas se enredan”.

Oswaldo Marín

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Cultura & Trabajo N.º 77