10º Informe Nacional de Trabajo Decente. Colombia 2006-2010
10º Informe Nacional de Trabajo Decente. Colombia 2006-2010

Apenas dos décadas después de que uno de los profetas del sueño neoliberal, Francis Fukuyama, pronosticara el fin de la historia y el triunfo del capitalismo, la desigualdad, en lugar de erradicarse, ha subido significativamente en el planeta.

La desigualdad es un concepto relacional que expresa la existencia de “distintas oportunidades en el acceso, posesión, control y disfrute de recursos y poder, derivadas de diferentes condiciones, contextos y trayectorias” (Antón, 2015).

Es preocupante la inequidad en la distribución del ingreso en el país, una de las más altas del planeta. Para el año 2014, según el Banco Mundial, Colombia sobresalía como el país más desigual de América Latina (con un Gini de 0,535). Paraguay le sigue y Brasil está en tercer puesto. En 2016 el coeficiente de Gini en Colombia fue 0,517.

Llama la atención que la desigualdad social en Colombia no haya mejorado significativamente en la última década, cuando las tasas de crecimiento promedio fueron altas, rondaron el 4% del PIB anual. El Banco Mundial considera a Colombia país de ingresos medios altos, ya que su Ingreso Nacional Bruto per cápita se ubica entre 3,95 y 12,23 dólares. Pero esta categorización pasa por alto las enormes segmentaciones dentro de la población ocupada.

En las Jornadas Mundiales de Trabajo Decente, la Escuela Nacional Sindical-ENS- presenta su X Informe cuyo objetivo es relacionar este concepto de desigualdad con las realidades del trabajo en Colombia, desde diversas perspectivas y dimensiones que componen el trabajo decente. Así mismo, en este se ratifica la necesidad de propiciar transformaciones profundas en estructuras y relaciones laborales todavía marcadas por la precariedad, la incertidumbre de los trabajadores, así como fuertes manifestaciones de desigualdad, discriminación y amenazas o presiones a quienes ejercen su derecho de sindicalizarse.

Según el seguimiento hecho por la ENS de los últimos 10 años, en el mundo laboral del país persisten los mismos problemas estructurales que obstaculizan el camino hacia una sociedad más igualitaria: tasas de desempleo en niveles superiores al promedio de la región, elevada informalidad laboral, menor proporción de los asalariados en el total de ocupados, mayor participación del empleo cuenta propia (autoempleo) y el trabajo temporal; y un empleo cada vez más concentrado en el sector de los servicios.

Como muestra el informe persiste el déficit y falta mucho camino por recorrer para alcanzar condiciones de trabajo decente en las que se genere empleo estable y productivo, disminuya la desigualdad, cese la persecución contra los trabajadores que buscan mejorar sus condiciones de trabajo sindicalizándose y el Estado tenga la capacidad de proteger los derechos de la población que trabaja.

Año: 2018

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Reglamentación e implementación del Sistema integral de verdad, justicia, reparación y no repetición

Escuela Nacional Sindical

La reglamentación e implementación del Sistema integral de verdad, justicia, reparación y no repetición implica un gran reto para la realización de una paz que aporte en el impulso y fortalecimiento de la democracia en Colombia.

Históricamente el sindicalismo ha defendido y promovido una salida negociada al conflicto armado y ha defendido en el contexto actual la construcción de una paz con Trabajo Decente y equidad como garantías de estabilidad y durabilidad de la paz, por tanto, el diseño de este exige unas consideraciones:

  • De estas demandas se desprende la necesidad de que este SVJR tenga la capacidad para identificar fenómenos sistemáticos, tal como lo es la violencia antisindical, de manera que sea posible develar redes de los determinadores y beneficiarios de esta violencia para actuar en la remoción de sus lógicas y responsables, en este sentido será fundamental retomar lógicas de análisis de los contextos políticos que determinan la violencia antisindical.
  • Se requiere una visión de los derechos comprendidos de manera integral, es decir, una comprensión amplia de los derechos humanos que comprenden los derechos laborales y las libertades sindicales como condiciones para la construcción de paz, que redundan en el fortalecimiento de la democracia en el mundo del trabajo, derechos de asociación, negociación colectiva, huelga y políticas de Trabajo decente para la equidad como bastión de la paz estable y duradera.
  • Se requiere establecer mecanismos para que poblaciones, como el sindicalismo, participen con insumos para el esclarecimiento que deberá hacer la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, garantizando la inclusión efectiva de los actores sociales y políticos de manera representativa de la violencia contra diferentes sectores sociales; para los Tribunales especiales de PAZ, garantizando que los avances de las organizaciones sociales signifiquen avances y posibilidades para el juzgamiento de los responsables.

Es central además, mantener la dimensión colectiva como perspectiva del diseño y la implementación, de manera que los avances garanticen la transformación de contextos de violencia antisindical y avancemos hacia la democratización de las relaciones laborales.

Para todo esto será clave el fortalecimiento de las organizaciones sociales, en el marco de un proceso de reparación colectiva que requiere de medidas para garantizar el crecimiento, la formación autogestionada, las capacidades técnicas y políticas de las organizaciones sindicales con condiciones materiales y políticas de participación y por tanto, lograr una efectividad del diálogo social y de la construcción democrática en el país.

Por su parte, la reparación, en su dimensión política y colectiva hace unas exigencias para hacerse efectiva y allí será clave el diseño de un SIVJR que garantice:

  • Propiciar espacios autónomos de deliberación sobre la perspectiva de la reparación colectiva desde el movimiento sindical y la ruta de acción.
  • Promover el avance de las organizaciones sindicales en la definición de sus propias agendas de reparación a través del impulso de acciones para la documentación de los daños sufridos y de recuperación de la memoria como iniciativas sindicales para aportar al diagnóstico del daño a los sindicatos, a las federaciones, a las centrales obreras y al grueso de trabajadores y trabajadoras en Colombia.
  • Poner como enfoque que la agenda de reparación de las organizaciones sindicales debe centrarse en la construcción de los proyectos de vida colectivos (Defensa de la salud o la educación como derecho fundamental, el patrimonio público, la justicia social, entre otras) y la definición de medidas de reparación que busquen la transformación del contexto de manera que sea favorable al ejercicio de la actividad sindical.

Finalmente, todo este SIVJR debe contar con garantías de participación y principalmente de movilización, con condiciones para la protesta social y con ojo vigilante a acciones de criminalización de la misma.

Con las perspectivas bastante ciertas de que se logren antes del 23 de marzo de 2016 acuerdos para la terminación del conflicto armado interno con las FARC y la expectativa del inicio de conversaciones con el ELN, el principal reto de todos los actores sociales y políticos del país, empresarios, instituciones públicas, partidos políticos y movimientos sociales, será el de prepararse para la construcción de la paz, identificando la agenda y los escenarios que permitirán avanzar en la construcción del Estado Social y Democrático de Derecho.

Autor: Carmen Lucía Tangarife (Coordinadora)

Año: 2015

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